A finales del siglo XIX, debido al crecimiento económico en nuestro país y la desigualdad que sufrían los trabajadores, surgen dos corrientes de pensamiento que proponían cambiar el sistema por otro más equitativo en el reparto de riqueza: el anarquismo y el socialismo.
El anarquismo
Esta corriente consideraba necesario un cambio en la sociedad industrial, rechazaban toda forma de autoridad y de poder político, se negaban a afiliarse a partidos políticos y participar en elecciones.Dentro del anarquismo había dos corrientes pero la que logró más apoyo fue la que fomentaba la unión y organización de los trabajadores para realizar acciones masivas: huelgas, actos y manifestaciones.Crearon la primera organización de trabajadores, la Federación Obrera Regional Argentina (FORA)en 1901.El socialismo
Los socialistas con Juan B. Justo a la cabeza crean en 1896 el Partido Socialista. Esta corriente proponía la participación política de los trabajadores para obtener cambios progresivos o reformas sociales a través de la aprobación de diferentes leyes.Las primeras ideas proponían:- Jornada laboral de 8 horas para adultos, de 6 para jóvenes entre 14 y 18 años, y prohibición del trabajo industrial a menores de 14 años, además del descanso obligatorio de 36 horas continuas por semana.
- A igualdad de trabajo igual remuneración entre los sexos.
- Reglamentación higiénica del trabajo industrial, con limitación del trabajo nocturno a los casos indispensables, y prohibición del trabajo de las mujeres donde se haga peligrar su maternidad o ataque a la moralidad
- Responsabilidad de las patronales en los accidentes de trabajo y la creación del fuero laboral.
La intervención del Estado
Para combatir la expansión del anarquismo, los gobiernos de principio de siglo, luego de encarcelar a dirigentes sindicales y cerrar imprentas o diarios obreros, sancionaron la Ley de Residencia en 1902 que permitía expulsar del país a los extranjeros que protagonizaran huelgas, actos de violencia o difundieran ideas revolucionarias.
La reacción de los trabajadores
El movimiento obrero reaccionó enérgicamente y decretó en noviembre de 1902, la primera huelga general de la historia argentina.
El gobierno decretó el estado de sitio, desatando una violenta represión sobre los obreros. A los detenidos argentinos se los encarceló y a los extranjeros se les aplicó la flamante Ley de Residencia.
Manifestaciones, huelgas y represión
En 1905, las centrales sindicales que decidieron conmemorar a los mártires de Chicago, ocurrido el 1º de mayo de 1886. El acto se realizó frente al Teatro Colón. Durante el acto, el jefe de Policía, Ramón Lorenzo Falcón, lanzó un escuadrón de 120 policías a caballo contra la multitud, mientras que un escuadrón de bomberos policiales atacó por otro frente. Sobre la plaza Lavalle quedaron tendidos 4 muertos, más de 50 heridos y centenas de detenidos.
Nadie imaginaba que se produciría un hecho inédito: los protagonistas de la huelga serían las mujeres con sus hijos.
En 1907 se produjo la "huelga de inquilinos". Los habitantes de los conventillos de Buenos Aires, Rosario, La Plata y Bahía Blanca decidieron no pagar sus alquileres frente al aumento desmedido aplicado por los propietarios y por las pésimas condiciones de vida en los inquilinatos. Los protagonistas de estas jornadas fueron las mujeres y los niños que organizaron multitudinarias marchas portando escobas con las que se proponían barrer la injusticia. Comenzó la represión y los desalojos. En la Capital estuvieron a cargo del jefe de Policía, coronel Falcón, en las madrugadas del crudo invierno de 1907.El gremio de los carreros se puso a disposición de los desalojados para trasladar a las familias a los campamentos organizados por los sindicatos anarquistas.Si bien no lograron su objetivo en la rebaja de los alquileres, lograron llamar la atención sobre las dramáticas condiciones de vida de la mayoría de la población.Nadie imaginaba que se produciría un hecho inédito: los protagonistas de la huelga serían las mujeres con sus hijos.
Manifestación del 1 de mayo de 1909 en Buenos Aires. Archivo General de la Nación.
El 1º de mayo de 1909, en ocasión de una nueva conmemoración, los obreros fueron duramente reprimidos en un operativo a cargo del jefe de Policía, el coronel Ramón Falcón: hubo doce muertos y más de 80 heridos. En consecuencia los sindicatos declararon “la huelga general por tiempo indeterminado a partir del lunes 3 y hasta tanto no se consiga la libertad de los compañeros detenidos y la apertura de los locales obreros” y aconsejaron “muy insistentemente a todos los obreros que a fin de garantizar el mejor éxito del movimiento se preocupen de vigilar los talleres y fábricas respectivas, impidiendo de todas maneras la concurrencia al trabajo de un solo operario”. Así se inició la “Semana roja”: 60 mil personas acompañaron los féretros de los obreros asesinados hasta el cementerio de la Chacarita y fueron duramente reprimidos por la policía. Ese día más de 220 mil abandonaron su lugar de trabajo en todo el país, las fábricas cerraron el puerto y los ferrocarriles quedaron inactivos. Durante toda esta “Semana Roja” la huelga fue total, pese a lo cual el gobierno ignoró todos los reclamos y confirmó a Falcón en su cargo. Meses después, Falcón fue asesinado por un anarquista ruso de 17 años: Simón Radowitzky.
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