Discriminación y violencia, en la escuela decimos ¡NO!

El momento justo


Cada día en la vida de Agustín comenzaba con un fuerte dolor en el estómago. Sabía que después del
desayuno debía ir a la escuela. Allí lo esperaban sus “compañeros” para mortificarlo todo el día: cuando
participaba en clase, en el recreo, en música, en educación física.
Cuando lo contaba en casa, su padre le enseñaba cómo ponerse en posición para devolver un golpe,
su mamá le decía que hablara con sus docentes, que la violencia no era la solución.
Durante el acto conmemorativo del 25 de mayo, formados en el patio de la escuela, los “compañeros”
empezaron a molestar a Agustín. Cansado de la situación, Agustín se dió vuelta bruscamente,
enfrentó a sus compañeros y con su cara más seria les dijo: “¡Basta!.
Solo con esa palabra les comunicó que no estaba dispuesto a seguir soportando esa situación.
Pasadas varias semanas del suceso, Agustín y sus compañeros mejoraron su vínculo, incluso uno de
ellos, Sebastián lo invitó varias veces a jugar su casa.

¿Qué pasa en nuestras escuelas?
En cada escuela suceden actos discriminatorios generadores de violencia, ya que ésta se encuentra
presente tanto en la institución educativa como en la sociedad. Ninguna forma de violencia se justifica
y debe evitarse. Para que esto suceda se debe involucrar y comprometer a toda la comunidad educativa.
Son necesarios múltiples proyectos que incentiven la toma de conciencia y la autoevaluación de conductas
discriminatorias.
En nuestro país, a diferencia de los que sucede en otros lugares del mundo, la violencia en las escuelas no
involucra armas de fuego. Los hechos de maltrato entre compañeros, por ejemplo, están vinculados a:
  • Las burlas.
  • Ser ignorado.
  • La ridicularización.
  • El hablar mal del otro.
  • El mirarse mal.
  • El desprecio por sus orígenes.
Es interesante la entrevista a Carina Kaplan quien desmiente que la escuela está asociada a la violencia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) aporta cifras a nivel mundial sobre violencia juvenil.
¿Cómo lo logramos?
Nuestro país lidera el ranking de bullying en los establecimientos educativos en la región. El bullying es
otra manifestación de discriminación y violencia.
¿Puede la comunidad educativa revertirlo?
Por supuesto, con un trabajo en conjunto, humanización en el trato, el reconocimiento de la diversidad,
la solidaridad, la empatía, la tolerancia y el respeto, se podrá lograr que los estudiantes adquieran un
pensamiento crítico y que sus acciones estén dirigidas a mejorar los vínculos dentro y fuera de la
escuela apuntando a construir una sociedad menos violenta y más comprometida con el otro.