La vuelta de obligado
El día que el gral Lucio N. Mansilla enfrentó a barcos ingleses y franceses tendiendo de costa a costa del río Paraná, barcos “acorderados” sujetos por cadenas.
Con la finalidad de colonizar territorios de nuestro país, durante 1845 Francia e Inglaterra emprendieron una ofensiva con una flota de 95 naves de carga, repletos de productos para ser colocados en la provincia de Corrientes y en el Paraguay.
El pueblo argentino no deseaba volver a ser una colonia, por lo que el Gobierno de Juan Manuel de Rosas, respaldado desde el exilio por el general José de San Martín, preparó una resistencia.
Los invasores querían entrar por el Paraná, pero las tropas nacionales, al mando de Lucio Mansilla, se anticiparon en un estrecho recodo de ese río: la Vuelta de Obligado. El número de fuerzas enemigas superaba ampliamente en cantidad y modernidad de su armamento a las argentinas, que sin embargo no se amedrentaron y batallaron durante siete horas. De este modo, lograron que las tropas adversarias no pudieran ocupar las costas, objetivo necesario para poder adentrarse en el territorio argentino.
Esta heroica resistencia, así como también el espíritu de lucha nacional se conoció en toda Europa y terminó de ratificar nuestra condición de nación libre e independiente. Había quienes no simpatizaban con Rosas pero se dieron cuenta de que dejarse conquistar por fuerzas extranjeras no era una salida, y que el pueblo no iba a dejar que ello ocurriera. Por eso, este día quedó marcado en nuestra historia como un símbolo de independencia, libertad y unidad nacional.
El mejor homenaje que podemos realizar es retomar el legado de los heroicos hombres y mujeres que lucharon para construir nuestra Nación, luchando cada uno desde su lugar por la memoria de lo que fuimos, por la esperanza de lo que seremos en el futuro sabiendo que ser soberano es no depender de otro Estado para sobrevivir.
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